martes, 4 de octubre de 2011


VIII – Superpoderes

Puedo respirar muy profundamente, inspirar mucho. Demasiado aire, ensanchar mis pulmones al punto de hacer estallar mi obi, el lazo que ciñe mi cintura.
Lo aprendí de poco, practicando obsesivamente por el terror a ahogarme que tengo desde el primer instante en el que vi el mar.
Una vez, contuve tanto el aire que salí disparada al techo como un imán. Al exhalar caí estrepitosamente. Lo seguí practicando. Me golpeaba, mi piel blanca estallaba en sangre y moretones, pero jamás me quebré ningún hueso. Seguí intentándolo porque tengo más miedo al mar que al aire.

El punto está en la fuerza que hago contra el techo para contener la respiración. Una vez que lo comprendes es simplísimo. El permanecer arriba no es más que hacer fuerza para contener el miedo a caer.


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